Qué es la Autoestima: Desentrañando el Misterio de Tu Valor Personal

Qué es la Autoestima: Desentrañando el Misterio de Tu Valor Personal

Hoy vamos a sumergirnos en el tema favorito de quienes saben que te quieres menos que a un pedo con sorpresa; la autoestima.

Básicamente, el mágico resultado de tu capacidad para autopercibirte y valorarte.

Prepárate para un viaje revelador y un montón de gilipolleces más que en teoría tengo que poner aquí para que tu cerebro embobado preste atención y leas durante más de 5 minutos seguidos.

¿Qué es la Autoestima?

Primero, aclaremos qué es la autoestima. No te preocupes, aquí no te venderé tacitas de autoengaño.

La autoestima es, sencillamente, el valor que te das a ti misma.

Pero, ¿cómo llegamos a valorarnos? ¿Qué procesos están detrás de esta sensación tan influyente en nuestras vidas? ¿Cómo es que concluimos si nos gustamos o no? Vamos a desglosarlo.

El Autoconcepto: La Raíz de la Autoestima

Para entender la autoestima, primero debemos hablar del autoconcepto.

Verás, cara boina, resulta que cuando eras una bebesita preciosa sin ninguna preocupación, a tu cerebro le dio por irse desarrollando hasta conseguir percibirse a sí mismo en el mundo como una entidad individual, pero parte de todo lo demás.

Y luego, una vez tuvo esto, siguió avanzando durante años analizando las piezas que te componen como individuo, hasta ir sacando conclusiones de quién eres y qué elementos te parecen importantes, qué habilidades tienes y cuáles no y bueno, un largo etc.

Por cierto, cuando eres adolescente es que explota el desarrollo de la identidad. Por eso todas somos básicamente insoportables en esa época, porque para desarrollarnos como individuos tenemos que apartar lo que otras personas creen que deberíamos ser o esperaban que fuésemos.

Piénsalo así: si te pregunto ¿quién eres?, lo que te define, probablemente te vengan a la mente ciertos aspectos de tu vida o tu forma de ser.

Eso es el autoconcepto. Es una dimensión cognitiva, no emocional, son “datos objetivos” de cosas que, tú, consideras, te componen como persona.

Los Tres Bloques del Autoconcepto

El autoconcepto se divide en tres grandes bloques:

  • Bloque Social: Cómo te ves en relación con los demás. ¿Te consideras alguien con habilidades sociales, atractivo, amigable?
  • Bloque Laboral: Tus logros y habilidades en el ámbito profesional. ¿Te ves como una persona trabajadora, capaz?
  • Bloque Personal: Aquí entran tus ideas sobre tu identidad, filosofía de vida, roles, estrato social, y afiliaciones políticas.

Estos bloques se ven teñidos por experiencias pasadas, el presente y expectativas futuras. Y una vez tienes todo eso en mente, como siempre y con casi todo en esta vida, porque eres una pesada que de todo tiene que opinar, pues, sí, te da por opinar de esto también.

Y la opinión que tienes de esto, se convierte en tu autoestima. Es decir, qué opinión tienes sobre las piezas que te componen o cuánto valor le das a esas piezas.

No he terminado de abrirte la mente, dame dos minutos más y te dejo volver a perder tu tiempo mirando a gente cortando césped o alguna mierda de esas que te guste hacer.

La Autoestima como Conclusión

La autoestima es básicamente cómo valoras este autoconcepto. Según Brander y Reasoner, la autoestima se basa en dos grandes percepciones: la percepción de competencia y la percepción de valor.

Se trata de evaluar si los rasgos de tu autoconcepto son útiles para tener éxito y prosperar. Luego, compara esta competencia con tus expectativas y las de tu entorno, estableciendo así tu valor.

En otras palabras y para que me entiendas. La autoestima no te percibe como a un colega y se pone a pensar si le caes bien o no. Lo que está intentando evaluar es, si comparada con lo que esperabas ser o lo que se espera de ti, estás a la altura o no. Dependiendo de la respuesta, tu autoestima va a aflorar o va a dictaminar que eres basura.

Cuando enfrentamos situaciones como hablar en público o una evaluación laboral, nuestra autoestima entra en juego. Evaluamos nuestra competencia basándonos en experiencias pasadas y cómo nos vemos en el futuro.

La Autoestima y el Tiempo

Un aspecto clave de la autoestima es cómo nuestras valoraciones están influenciadas por nuestras experiencias y nuestra perspectiva futura. Por ejemplo, al enfrentar un examen importante, podrías recordar tus éxitos o fracasos académicos pasados y verlos como un indicador de tu capacidad actual.

Y esto si lo piensas es lógico porque, bueno, tu historial viene a ser básicamente una medida más o menos eficaz para medir si has tenido éxito en empresas similares a las que estás emprendiendo en el presente o las que esperas emprender en el futuro.

Como cuando tu madre te recuerda toda la vida que de adolescente eras una desordenada, aunque seas Marie Kondo.

Las experiencias pasadas importan para predecir tus capacidades.

Baja Autoestima: Más Allá del Desagrado Personal

Hablar de baja autoestima suele implicar que no nos queremos, pero en realidad es más complejo. Se trata de no ver nuestras capacidades como útiles para lograr nuestras metas. No es tanto desagrado hacia quiénes somos, sino más bien una conclusión de que no somos capaces de enfrentar retos importantes.

Una pregunta profunda que podría ayudarte en este proceso de autoevaluación es: ¿Cómo tendría que ser para sentir que tengo valor? Reflexionar sobre esto y perseguir esa transformación puede ser un camino revelador hacia mejorar tu autoestima.

O puedes ponerte en plan “is qui yi ni sí qui tingui qui hicir piri sintir qui tingi vilir” porque no te has aprendido a revisar “hacia adentro” Pues bueno, en ese caso tampoco pasaría nada, porque te puedes apuntar a mi consulta aquí:

Consulta mólona

“is qui yi ni crii in li psiquiligii”

Bueno, pues apúntate al newsletter porque es donde te enteras de todo lo bueno primero que nadie.

Conclusión

Me toca los creaniños poderosamente toda esta farsa que tenemos montada hoy en día alrededor de la autoestima.

Que si quiérete, aunque seas básicamente un saco de mierda, que si lucha contra quienes te oprimen, porque tú lo vales, aunque no te aportes a ti misma ni media nota positiva, que si blablabla bliblibli, podría pasarme horas reventando argumentos falaces, y lo haré, pero coño, cobrando en algún momento.

Total, que como aquí parece que la autoestima simplemente es apreciarse más, cosa que NO es, pues así nos va, nos pasamos el día esperando el chute rápido de dopamina de las redes sociales y sus derivados cancerígenos como lo son el marketing de vacaciones y demás, siempre a la espera de la cosa nueva que llene el vacío en nuestras vidas que está dejando, precisamente y entre otras cosas, dedicarle tiempo a estas grandes empresas que no buscan de ti más que tu tiempo e interacción.

Como si fueras una ratita de skinner, blanca con los ojitos rojos de tanto mirar la pantalla.

Qué mona, consumiendo hasta consumirse, es casi poético.

Poético mis huevos.

La autoestima no es solo un sentimiento superficial de valoración personal; es un complejo entrelazado de percepciones, experiencias y expectativas.

Así que la próxima vez que te mires al espejo, recuerda: no se trata de gustarte o no, se trata de percibir que eres útil y tienes las herramientas necesarias para cumplir tus metas.

¿No las tienes? Desarróllalas, y ya verás como todo mejora.

¿Las tienes, pero no las valoras? Ven a consulta, o mírate mis vídeos y aprende a romper expectativas tóxicas.

¿Las tienes y las valoras? ¿Qué cojones haces aquí? Deja de autoengañarte.

En fin, te quiero a rabiar, ya lo sabes.

Nos vemos por la vida.

Cómo Organizar tu Mierda para Poner tu Mente en Orden

Cómo Organizar tu Mierda para Poner tu Mente en Orden

Bienvenido al caos, al santuario del desorden que llamas hogar.

Hoy no estamos aquí para acariciar egos ni para venderte la próxima filosofía de vida de un gurú de autoayuda.

No, estamos aquí para enfrentar esa montaña de “cosas” que, hasta ahora, has llamado decoración creativa.

Este es tu despertar para poner en orden tu mente… y tu armario, o el espacio de tu casa que más se aproxime a algo que pueda aportarte un beneficio cuando está organizado.

El Reflejo del Orden: ¿Qué Dice tu Montaña de Ropa Sobre Ti?

El orden es más que una estantería de Instagram; es el reflejo de tu disciplina mental.

Y a veces de tu “estado” pero, si te soy sincero, eso de que el entorno es un reflejo de cómo nos sentimos interiormente es una gilipollez.

No, en serio, las personas perfectamente felices pueden ser desordenadas.

Me las imagino prístinamente llegando de fiesta, de estar en un parque de atracciones con amigos o de una reunión de juegos de mesa y soltando toda la ropa en el sofá para tirarse en la cama y olvidarse de tener organizada la casa.

Lo del “estado mental” te lo venden para que creas que felicidad = orden y compres sus mierdas de cursos.

Disciplina si, eso sí.

Si estás viendo este artículo, posiblemente aspiras a algo más que simplemente pasar la aspiradora. Hablamos de un orden que no solo limpia superficies, sino que también despeja tu mente porque, por lo que sea, te gustaría que tu entorno estuviera más ordenado, pero no eres capaz de mantenerlo limpio.

Bueno, pues para eso tienes que saber un par de cosas antes de poder cambiar y es que, querida mía, si no te enteras de cómo funciona algo, lo lógico es que no sepas transformarlo.

El Origen del Desorden: Un Viaje al Centro de la KK

¿Alguna vez te has detenido a pensar en el porqué de tu propio caos?

El desorden no surge de la nada; es el resultado acumulado de decisiones pospuestas, de la procrastinación convertida en una forma de arte.

Es un síntoma, un grito silencioso de que algo más profundo necesita atención.

Tan profundo como a ti te gusta, bandida.

Nah, ahora en serio, lo cierto es que el desorden no es más que una muestra de que no estás ordenando. Y ya.

Cuando te pregunto por el origen de tu desorden lo hago más para que, tú, te pares un momentito a pensar en dónde puede estar la fuente y vengas con ideas locas como “es que mis chakras no están alineados” o “es que mi mente es un caos y yo también uwu” o vete tú a saber qué movidas te estás montando en la cabeza.

Tu desorden indica… Que no estás ordenando, y ya está.

La razón es que no has desarrollado rutinas que le permitan a tu cerebro entender que ordenar es beneficioso.

Vamos que la culpa es de tus padres.

Jaja, corre a decírselo y me mandas una foto de su reacción.

Que no, que es en serio, todo tiene que ver con que tu cerebro no percibe que ese orden tenga una recompensa. Por eso cuando tienes visitas sí que recoges, porque ahí sí que la hay.

En fin, tú sigue leyendo y hazme caso.

El triángulo del orden: Lo que te falta para ordenar.

Esto va así:
Tú quieres ordenar. Vale, esto lo sabemos, pero cuando piensas en ponerte a ello te da un perezón tremendo o, tal vez, algún día tienes un arranque increíble, lo dejas todo perfecto y a los tres días, tu caos ha vuelto.
Y entonces no entiendes qué pasa. Pues bien, la verdad es que es muy sencillo, estás intentando meterte en el coche sin un destino y darle lógica al hecho de querer utilizarlo.
Me explico; el caso es que tu cerebro no hace cosas sin una razón de peso. Más que nada porque hacer cosas requiere de energía y, al contrario que tú con las relaciones que has tenido, resulta que a tu materia gris sí que le gusta recibir cosas a cambio de su esfuerzo.
Sé que estás pensando en la relación que esto puede tener con un triángulo. Si me das un minuto, te lo cuento. Y si no, siempre puedes trabajar tu falta de paciencia conmigo en mi consulta.
(Link a la escuela)
Imagínate lo que puedo hacer contigo en persona si te las cuelo así de fácil por escrito.
En fin, a lo que iba. El caso es que tu cerebro, como iba diciendo, no te da energía (lo que tú llamas motivación) si detecta que las conductas que estás ejerciendo no te llevan a ninguna parte.
Como cuando te subes a un coche pero no tienes a dónde ir y entonces, te das cuenta de que no tiene sentido que te hayas metido ahí para empezar ¿ves cómo todo cobra sentido cuando me dejas hacer mi magia?
En otras palabras y para que me entiendas. Necesitas un objetivo que le dé sentido a la conducta de ordenar porque, cuando tienes este objetivo, tu cerebro es capaz de percibir la recompensa ya que, como imaginarás, acercarte a un objetivo que percibes como positivo es gratificante, tiene sentido y supone un beneficio en respuesta al esfuerzo.
Y no, ese objetivo no puede ser “sentirte mejor” porque, ai amiga, eso es una consecuencia, no un objetivo.
¿Y el triángulo?
El triángulo somos el caos, tú y yo, bebé.
Y a parte de nosotras, también tiene que ver con la tríada de la creación de hábitos. Ya sabes; señal, conducta, recompensa. Si no te has aprendido esa lección todavía, puedes encontrarla en mi artículo sobre hábitos
(si aquí hay un link es que el carrot del futuro aún no ha sacado el vídeo)
O puedes encontrarla en el vídeo referenciado en este artículo, que es cojonudo y hablo un poco más en profundidad del tema.

Cómo empezar: Por dónde arrancar para no fracasar como una pringada. (otra vez)

Lo primero, como ya te he dicho, es que tengas un objetivo.

Y te lo digo en serio, dedícate un rato a pensar en uno que realmente conecte contigo y con tus aspiraciones.

Este objetivo necesita una clave importante, por cierto:

-Necesita que tengas un entorno ordenado para poder cumplirse.

Tómalo, ¿has visto? ¿A que parece lógico? Pues hasta ahora no lo sabías, eso es que soy un gran profesor.

Antes de ponerte con eso, voy a invitarte a buscar algo que sea importante para ti, pero no central.

Quiero decir, no hace falta que tu objetivo sea “desarrollar un estilo de vida zen con el que alcanzar el nirvana y la iluminación”

Más bien tiene que ser algo beneficioso, pero que puedas reducir a un espacio pequeño, porque esta es una de las claves para tener éxito, empezar por algo que realmente puedas manejar y que te aporte un beneficio, pero que no sea un trabajazo de mantener ordenado.

Un escritorio en el que trabajes, por ejemplo, puede ser un buen lugar para empezar y tu objetivo, podría, no sé, ser algo así como “mantener un espacio de paz en el que poder concentrarme para perseguir mis metas” ¿ves por dónde voy? El truco está en permitirle al cerebro percibir un beneficio.

Cuando tengas el espacio y el objetivo elegidos, lo que tienes es básicamente un destino al que llegar y un camino que seguir.

Ahora tu cerebro ya sabe a dónde vamos y cómo llegar, solo necesita una señal que le indique que debe ponerse en marcha.

Y eso es lo que necesitas, una señal.

Mi recomendación personal es que, todos los días sobre la misma hora, te pongas una alarma que te indique el inicio de un pequeño ritual de limpieza que te permita mantener ese espacio completamente ordenado, en el punto justo donde tú lo quieres para perseguir tu objetivo de forma adecuada.

Por ejemplo, si has elegido un escritorio, esta señal podría ser una alarma que, 15 minutos antes de estudiar, te indica que debes recogerlo, ordenarlo adecuadamente y, no sé, encender una velita o poner un ambientador de vainilla que te ayude a sentirte en tu espacio divino.

Como es algo que haces un poquito todos los días, persigues una recompensa y tienes un objetivo claro, tu cerebro acabará asentando la conducta, como con los hábitos.

Pero en serio, empieza pequeñito

Yo sé que estás pensando “buah, esto lo aplico yo a mi trastero y va a salir cremón”

No, tía, relájate, aplícalo a algo pequeñito

“No no, Carrot, en serio, yo lo aplico a algo grande y me va a salir cojonudo”

Que no, cojones, que lo apliques a algo pequeño, empieza por la base

“Pero…”

Ni peros ni peras, pesada, en cuanto lo tengas agarrao con algo pequeño, tu cerebro aprenderá a extender ese sistema a otras zonas de la casa.

Date tiempo, petarda…que todo lo quieres rápido.

En fin, hazme el favor de recordarlo;

  • Paso 1: encuentra un objetivo que tenga, obligatoriamente, el orden como medio para conseguirlo.
  • Paso 2: elabora un ritual pequeño, asequible, fácil y diario que puedas realizar todos los días sobre la misma hora que te permita perseguir ese objetivo y percibir la recompensa emocional.
  • Paso 3: desarrolla o encuentra una señal que puedas asociar como indicador de que ese ritual del paso 2, debe dispararse.

Y ya está.

Joder y todo esto gratis. Aprovéchate ahora porque probablemente algún día lo meta todo en una membresía y me dedique a nadar en dinero.

Pero bueno, de esos planes hablo en mi newsletter.

BOOM, CURIOSIDAD ARRIBA.

Ojalá pudiera f*llarme a mi mismo y no sentirme solo. Soy un puto partidazo chaval, un jodido genio.

Te lo dejo por aquí:

Conclusión: El Orden es el Viaje, no el Destino

No te prometo un camino fácil, pero te aseguro que es un camino que vale la pena recorrer. Y recuerda, el orden es más que un espacio limpio; es la promesa de una mente clara, una vida equilibrada y un yo más feliz.

Y una mierda como un piano.

El orden es básicamente lo que te permite estar cómoda en tu entorno y ya. No es hasta que haces lo que te he dicho que vas a percibirlo como algo más que no sea simplemente tener las cosas en su sitio.

Y es que de eso va esto, de darle peso emocional a las cosas, de darle significado.

No me voy a poner a soltar un discurso sobre lo poco que eso se hace hoy en día porque, si, vivimos insulsamente siempre pegados a la pantallita, pero mira, me lo guardo para otro artículo.

Y ahora vete a disfrutar de la vida, cojones. Y a ordenar. Y si no te has suscrito a mi canal ya te vale, tía… Que pa ti es un click y a mí me ayudas si te quedas viendo los vídeos.

Qué coño a mi, hazlo por la humanidad, la gente me necesita y tú tienes el poder de hacerme llegar hasta la peña, que está la cosa muy mal como para dejar a grandes genios en el anonimato.

Abrazo de macho alfa

Te quiero a rabiar

Nos vemos por la vida.

Conclusión

No te prometo un camino fácil, pero te aseguro que es un camino que vale la pena recorrer. Y recuerda, el orden es más que un espacio limpio; es la promesa de una mente clara, una vida equilibrada y un yo más feliz.

Y una mierda como un piano.

El orden es básicamente lo que te permite estar cómoda en tu entorno y ya.

No es hasta que haces lo que te he dicho que vas a percibirlo como algo más que no sea simplemente tener las cosas en su sitio.

Y es que de eso va esto, de darle peso emocional a las cosas, de darle significado.

No me voy a poner a soltar un discurso sobre lo poco que eso se hace hoy en día porque, si, vivimos insulsamente siempre pegados a la pantallita, pero mira, me lo guardo para otro artículo.

Y ahora vete a disfrutar de la vida, cojones.

Y a ordenar. Y si no te has suscrito a mi canal ya te vale, tía…que pa ti es un click y a mi me ayudas si te quedas viendo los vídeos.

Qué coño a mi, hazlo por la humanidad, la gente me necesita y tú tienes el poder de hacerme llegar hasta la peña, que está la cosa muy mal como para dejar a grandes genios en el anonimato.
Abrazo de macho alfa
Te quiero a rabiar
Nos vemos por la vida.